miércoles, 19 de abril de 2017

Murió Carlos Slepoy.


Carlos Slepoy Prada, el abogado argentino que luchó contra las dictaduras latinoamericanas, defendió los Derechos Humanos e investigó los crímenes del franquismo, acaba de morir. Nunca dudó, durante su ejercicio como abogado en España desde 1979, de que, en la España del 36, se había cometido un verdadero genocidio. “España ha permitido el olvido, la desmemoria y, lo que es más grave, la legitimación de los dirigentes franquistas”, decía  Slepoy sin albergar ninguna duda de que había existido el asesinato, la tortura, el terror por parte de un grupo de paramilitares, como ocurrió en su Buenos Aires natal casi cuarenta años más tarde.

En su Argentina natal actuó en el campo del derecho laboral. Sufrió secuestro y torturas durante el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón, en 1974, bajo el terror del grupo parapolicial Alianza Anticomunista Argentina, conocidos como la Triple A, responsable de la desaparición, secuestro y asesinato de muchas personas, o de los derechos humanos de intelectuales, escritores, académicos, artistas… En 1977, Carlos Slepoy fue liberado gracias a la intermediación de su madre, y se expatrió a España. Desde entonces ejercía la abogacía en favor de los Derechos Humanos y del ideal de Jurisdicción Universal. En enero de 1982, en Madrid, vio un incidente callejero de abuso policial y se acercó a defender a unos chicos que estaban siendo agredidos por un policía nacional en la Plaza de Olavide. El agente quiso detener a Slepoy por no llevar documentación y cuando éste se marchaba tranquilamente, el policía le disparó a quemarropa y por la espalda un tiro que alcanzó en la región lumbar. Al agente, que estaba borracho, le condenaron a prisión. Carlos Slepoy, desde entonces, arrastró graves secuelas de por vida. Años más tarde terminaría en una silla de ruedas.

Este próximo jueves, 20, estaba convocado para recoger del diario ‘Público’ su Premio Derechos Humanos, un homenaje con el que se quería reconocer la destacada defensa de los Derechos Humanos por parte del jurista y sus indiscutibles aportes al principio de Justicia Universal y a la lucha contra la impunidad. Un premio que se sumaba a los ya obtenidos por su labor por la Justicia. Su trabajo por la Justicia Universal tuvo su acción legal por juzgar a genocidas y criminales en serie como el dictador chileno Augusto Pinochet, quien, gracias a su labor y la de Baltasar Garzón, fue detenido, en 1998, durante un viaje al Reino Unido. También participó en las causas contra el ex teniente torturador argentino, Ricardo Cavallo, el dictador Videla o el de Guatemala, Ríos Montt.


Jorge Fonseca, profesor en la Universidad Complutense de Madrid, escribe sobre él: “Carli es uno de los abogados que, junto al juez Baltasar Garzón, impulsó la Justicia Universal. Inició las causas contra los genocidas de la dictadura cívico-militar argentina dirigida por Videla, que dieron lugar a que se detuvieran en España a varios torturadores argentinos, parte del aparato represivo que implantó el terrorismo de Estado, causante de la muerte de decenas de miles de personas, de las cuales más de 30.000 están “desaparecidas”, asesinadas y arrojadas al mar o a fosas comunes. Carli es también uno de los principales impulsores de la querella argentina contra los crímenes del franquismo, iniciada  el 14 de abril de  2010 –la coincidencia con el día de la República no es casualidad–, así como uno de los abogados que promovió el juicio contra el régimen terrorista de Pinochet, juicio que provocó que el genocida dictador fuera detenido dieciséis meses en Londres. También promovió el juicio contra el genocida guatemalteco Ríos Montt… Recordaremos a Carli con su sonrisa eterna, su voz y su guitarra. Nos resonará para siempre su voz cantando entre todos ‘Hasta Siempre’, canción que nos une a todos los que no queremos dejar de sentir ‘en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo’, como escribió el Che en la despedida a sus hijos”.

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