jueves, 18 de agosto de 2016

Francia rechaza las corridas de toros como representativas del patrimonio cultural.

André Viard en el Cocherito (Bilbao).

 El Portazo definitivo a la inclusión de los toros en el patrimonio cultural galo.

Alain Delon, Brigitte Bardot, Jean Paul Belmondo y otros actores piden la prohibición de las corridas.

En muchos de los festejos celebrados en esas fechas, las corridas de toros son habituales gracias a que algunos gobiernos regionales del PP, como la Comunidad de Madrid, decidieron declarar la denominada fiesta nacional “Bien de Interés Cultural”. Calificación que, además del aspecto simbólico, encierra una serie de ventajas desde diferentes puntos de vista, como el fiscal.  Pero no en todos los países donde se celebran corridas de toros están dispuestos a otorgarles tal consideración. En Francia, por ejemplo las corridas arrastan un recorrido de cinco años, pero están cargadas de polémica. El objetivo de los defensores de estos espectáculos es la incorporación a ese listado como paso previo a su declaración de bien inmaterial de la humanidad por parte de la Unesco.

André Viard, presidente del Observatorio Nacional de Culturas Taurinas, asegura que, a pesar de que el Ministerio de Cultura no lo publica debido a las “amenazas recibidas”, los toros siguen en la lista porque la supresión de un elemento solo es posible si la tradición deja de existir.  “La mejor forma de blindar la Fiesta de los toros es a través de la Unesco, consiguiendo que sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del país”, afirma André Viard, presidente del Observatorio de las Culturas Taurinas de Francia, en una charla que tuvo lugar en la sede del Club Cocherito de Bilbao. Esta ha sido la fórmula que han utilizado en el vecino país para contrarrestar la ofensiva de las organizaciones antitaurinas comandadas, entre otros, por la actriz Brigitte Bardot, Jean-Paul Belmondo y Alain Delon. Considera Viard que no es suficiente que la tauromaquia este incluida dentro de una Ley Nacional de Patrimonio Cultural, “porque las leyes nacionales pueden ser cambiadas según qué fuerza política esté en el poder”, mientras que si consigue la calificación de la UNESCO, cualquier Gobierno tendría que protegerla puesto que España tiene firmado el tratado internacional con ese organismo. Sin embargo, una fuente oficial del Ministerio lo contradice y dice que la salida es posible, tanto si la tradición pervive, como si no.

Por su parte, Claire Starozinski, presidenta de la Alianza Anticorrida, acusa a los protaurinos de sobredimensionar el alcance de esa inscripción. Según recuerdan, todo se inició en 2011, cuando el área de Cultura del Ejecutivo galo decidió incluir las corridas en el inventario del patrimonio. Otras personalidades apoyan a la Alianza Anticorrida en Francia, asociación que milita por la abolición de la fiesta brava. No obstante, tal vez con el fin de finiquitar la controversia provocada por las protestas de asociaciones antitaurinas, un mes más tarde lo retiraba de su web. La lucha sigue en los tribunales, con las acciones legales emprendidas por los animalistas contra la inscripción de esa práctica. Dos años después de iniciarse la polémica, un tribunal administrativo ha fallado en contra de estas asociaciones, si bien, en 2015, les dio la razón al recurso que presentaron. Los defensores de los toros utilizan los mismos argumentos que se escuchan en España. A pesar de ello, esta última decisión echa por tierra su intento para que las corridas sean declaradas patrimonio inmaterial de la humanidad.

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